Tras aplicar la identidad gráfica a los diferentes espacios, conseguimos generar un lugar muy acogedor, que destaca entre la multitud de catrinas, cactus y bigotes que inundan en la mayoría del imaginario de la gastronomía mexicana. Un sitio con carisma y repleto de detalles, que te transportará hasta el sur de Estados Unidos mientras te recreas con cada bocado.

Chavo se usa en México para llamar coloquialmente a una persona que tiene pocos años o es muy joven, chido se utiliza para decir que algo es bonito, agradable o bueno. Por lo que, si pudiésemos traducir estos términos a nuestra cultura el resultado sería: niño bueno o niño bonito. 

Ambos conceptos nos ayudan a crear un naming que nos traslada directamente a la gastronomía mexicana con facilidad. Además, nos da pie a poder personificar la marca con una mascota corporativa, que ayuda a conectar y añade ese punto de picante para completar una imagen tan comercial como traviesa.

Después de plantear todo el proyecto a nivel gráfico, era hora de comenzar con la estrategia de lanzamiento al público. Para ello, realizamos una campaña digital a través de gráficas muy llamativas en su perfil de Instagram que mostraban su carta de productos poco a poco, y que, acabaría sorteando 50 burritos en un día concreto y muy especial, el día de su inauguración.

La identidad corporativa de Chavo Chido encarna un espíritu atrevido y callejero, que nace desde el entorno urbano y se expresa coloquialmente de la misma forma.

Gracias a la infinidad de recursos visuales e iconos que conviven en la urbe, construimos una imagen reconocible con múltiples versiones que no alteran la esencia, carácter y personalidad de la marca. La fusión de expresiones mexicanas y estadounidenses en sus copys, generan un universo verbal y gráfico más fresco que el guacamole.⁣